viernes, 24 de agosto de 2018

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Investigación, activismo y transformación Ccs - Vzla - Latinoamérica


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Colectivo de investigación social Red de la Calle, dedicado a los temas urbanos, popularización de las ciencias, eco-animalismo y estudios de juventud.

lunes, 6 de mayo de 2013

Programación de mayo de la Ludoteca Itinerante

Con los niños y niñas del Barrio El 70, hemos celebrado y conmemorado varias fechas importantes en abril para sensibilizarnos sobre la importancia del cuidado a la tierra y a sus seres más vulnerables a través de la lectura y otras actividades artísticas. Algunas de esas fechas son: el Día de la Tierra o Pachamama, los Derechos de los Animales y el Día del Libro. Bueno, como tuvimos retrasos por muchas razones, nos tomamos el mes de mayo para celebrar con el siguiente programa:

Viernes 10 de mayo: paseo a la Biblioteca Ravell de el Valle para lectura de cuentos sobre animales.
Viernes 17 de mayo: Elaboración de dibujos y pancarta para la marcha de la pachamama.
Viernes 24: Marcha de la pachamama y derechos de los animales.

Otras actividades con otras comunidades de El Valle se estarán informando próximamente...Por ahora y como adelanto el siguiente cuento: https://soundcloud.com/marinatecuenta/mtc-miedo-de-graciela-cabal


viernes, 7 de diciembre de 2012

Hoy la Ludoteca Itinerante Red de la Calle realizó su primer taller "Del Universo a mi Barrio" en el Ministerio de Ciencia y Tecnología, en vías de construir  Ludotecas de Ciencias y Saberes para TODA Venezuela   http://www.facebook.com/#!/red.delacalle

viernes, 6 de mayo de 2011

Bifurcaciones

Conceptos para pensar lo urbano
el abordaje de la ciudad desde la identidad, el habitus y las representaciones sociales +

Marta Rizo *

Resumen

Identidad, habitus y representaciones sociales son tres conceptos de procedencia disciplinar distinta: los dos primeros han sido abordados por la sociología, mientras que el tercero es de corte psico-social. El presente artículo explora las posibilidades de diálogo conceptual que existen entre los tres términos, y concretamente, sus posibles aportaciones al abordaje de la ciudad y lo urbano. El texto se estructura en tres grandes partes: en la primera se presenta una revisión de cada uno de los tres conceptos eje de la reflexión; en la segunda se establecen los vínculos conceptuales posibles entre ellos; y en la tercera, más que presentar conclusiones cerradas, se sugieren algunas líneas de reflexión teórica para penar la relación entre identidad, representaciones sociales y habitus en el contexto específico de las ciudades. Se señalan asimismo algunas líneas de investigación posibles, y finalmente, se exploran algunas reflexiones ya realizadas desde la sociología, la psicología social y la ciencia de la comunicación.

Palabras clave: habitus, identidad, representaciones sociales, estudios urbanos.

domingo, 1 de mayo de 2011

Poderío e impotencia de Einstein (Ernesto Sábato, abril 1955)

La muerte del creador de la relatividad ha acongojado con razón a los espíritus generosos, pues, por encima de toda otra consideración, se sintió que había desaparecido un genio lleno de bondad, tolerante y puro; un ser asombroso en estos tiempos de campos de concentración que mirábamos hacia él con incredulidad.

No es sobre este aspecto de la personalidad de Einstein que nos parece necesario meditar, por lo evidente. Es sobre dos o tres hechos y opiniones, muy difundidos ya antes de la muerte del sabio, pero que ahora los periódicos han terminado de consagrar. En primer término, la creencia de que era el mayor genio del siglo. ¿Por qué una afirmación tan terminante, la mayor parte de las veces por profanos que están lejos de comprender sus teorías, o por especialistas científicos que difícilmente admitan o intuyan la genialidad de creadores artísticos o literarios? ¿ Y por qué ese unánime y curioso asentimiento popular a una afirmación tan categórica como difícil de probar?

Es imprescindible plantearse estos interrogantes, que tal vez sorprendan y hasta irriten a muchos lectores, para llegar al núcleo de uno de los más trascendentales problemas de nuestro tiempo: el del poderío y la limitación del conocimiento científico. Nadie protesta por esa decretada primacía de la actividad científica, nadie se atreve a anteponer o por lo menos a aparejar, los nombres de Joyce, Kafka, Proust, Strawinsky, Ravel o Schoenberg al nombre de Einstein. ¿Por qué? Este es el gran misterio que debe ser aclarado. Y, de paso, otro misterio más vinculado a la existencia del gran sabio desaparecido: su confesión de que hubiera preferido ser plomero o haberse dedicado a cualquier otra actividad manual; declaración que en él no constituía una pose y que notoriamente estaba vinculada a su tristeza de los últimos tiempos, a su sensación de impotencia frente a las consecuencias de la bomba atómica.

Si no queremos incurrir en los cómodos lugares comunes necrológicos sobre un genio en tantos sentidos tan admirable, atrevámonos a enfrentar esos interrogantes.

LA OSCURIDAD DE LA CIENCIA

Hay dos atributos que siempre confieren prestigio ante las masas: la oscuridad y el poder. Ambos los posee la ciencia en grado supremo, y son la causa de la nueva idolatría.

Durante siglos, el hombre de la calle tuvo más fe en la hechicería que en el conocimiento científico: para ganarse la vida, Kepler debió trabajar de astrólogo; hoy, los astrólogos anuncian en los diarios que sus procedimientos son estrictamente científicos. El ciudadano cree con fervor en la nueva magia; y las mujeres, confundiendo las reivindicaciones feministas con el poder atómico, el sufragio universal con la penetración de las radiaciones del polonio, proclaman la genialidad de Madame Curie.

Pero, como ya lo había intuido Heráclito de Efeso, todo marcha hacia su contrario, y en virtud de esa extraña eniantiodromía, cuando todo el mundo se pone de rodillas ante la Ciencia, por una melancólica paradoja, algunos de sus más lucidos representantes empiezan a no creer en ella. El genial matemático y filósofo Whitehead nos advierte entonces que la ciencia debe aprender de... la poesía; y que cuando un poeta canta las bellezas del cielo y de la tierra no expresa fantasías de una ingenua concepción del mundo, sino los hechos concretos de la realidad, que habían sido desnaturalizados por el análisis científico. Que es aproximadamente lo que los existencialistas incriminan a todas las formas del racionalismo.

Ese proceso de desnaturalización de los hechos concretos a que se refiere el filósofo inglés se debe a la abstracción del conocimiento científico. Y esa abstracción es la raíz de su oscuridad, y por lo tanto de su prestigio popular.

Einstein logró un prestigio que nunca alcanzó Galileo, pues en aquel tiempo la ciencia estaba aún al alcance de las mentalidades comunes; el arrojar dos piedras desde lo alto de una torre era un acontecimiento más apropiado para divertir a los estudiantes que para dar renombre filosófico; y así, mientras las travesuras de Galileo eran motivo de jarana entre los muchachos de la Universidad de Pisa, los profesores que repetían como loros las enigmáticas proposiciones de la escolástica incrementaban su fama de profundos pensadores. Luego la ciencia evolucionó rápidamente hacia la abstracción, aumentando en forma correlativa su oscuridad y ganando por la misma causa el ascendiente que antes el vulgo o reservaba para la magia o la teología. La fama creció en razón inversa a la comprensión, alcanzando por fin la cima en la persona de Albert Einstein, el hombre que seguramente fue más respetado en nuestros tiempos, por haber sido el menos comprendido. Ya Tácito dijo (Hist. 1,2) que "el espíritu humano tiende a creer con mejor voluntad las cosas que son oscuras".

LAS CAUSAS DE LA OSCURIDAD

Analicemos un poco más de cerca la oscuridad científica. La diferencia esencial entre el conocimiento vulgar y el científico es que el primero se refiere a hechos particulares y el segundo a hechos generales. Cuando afirmamos que la chimenea es agradable en invierno, estamos formulando un conocimiento; pero este conocimiento no alcanza todavía la jerarquía científica: es apenas la expresión de una verdad particular, concreta y casi efectiva, una verdad que hasta nos trae reminiscencias de Dickens. El hombre de ciencia deja de lado esas triviales asociaciones hogareñas y, después de proveerse de algunos instrumentos graduados, verificará que la chimenea tiene mayor temperatura que el medio ambiente y que el calor pasa de la leña en combustión a las personas que se hallan en su cercanía. Después, y en la misma forma, examinará el contenido de otras afirmaciones parecidas, formuladas con la misma irresponsabilidad científica que la anterior: "la plancha quema", "las personas que se retardan toman el té frío", "ande yo caliente y ríase la gente", etcétera. Implacablemente reunirá por fin todas esas frases con una única y seca proposición: "El calor pasa de los cuerpos de mayor temperatura a los de menor temperatura". Pero no se detendrá ahí, pues esa frase es todavía demasiado concreta y accesible a la mente común: el desiderátum del científico es anunciar juicios tan generales que nadie los entienda; eso se logra con la ayuda de las matemáticas. Sólo queda tranquilo cuando la transparente proposición anterior puede ser convertida en algo tan críptico como "la entropía de un sistema aislado aumenta constantemente". En este instante —cosa digna de ser meditada por psicólogos y personas que aspiran a la demagogia— es cuando el sabio empieza realmente a despertar la pasión amorosa del profano. Tal vez por el mismo proceso psicológico por el cual no hay grande hombre para el valet de chambre. Mientras los físicos hablaban de piedras que caen, balas de cañón y torres o pozos, nadie se inmutaba mayormente: pero cuando Einstein logró generalizar esos conocimientos diciendo que "el tensor G es nulo", la gente de la calle dio vuelta la cabeza con estupor y corrió a arrodillarse ante el hombre que había emitido una idea tan asombrosa. ¡Qué lástima que Moliere se haya perdido una escena semejante!

Muy pocos corren a prosternarse, en cambio, ante Tolstoi o Stendhal. Leemos una página de Rojo y Negro y tenemos la curiosa creencia de que cualquiera de nosotros sería capaz de escribir algo parecido; pero tropezamos con una frase como "el tensor G es nulo" y nos ponemos a temblar de pavor y sentimiento de inferioridad.

Aunque parezca increíble, esa actitud se debe a que la matemática es el tipo de conocimiento más sencillo que existe. Precisamente por su simplicidad, las equivocaciones en un razonamiento matemático quedan a la vista: no hay muchos lugares donde ocultarse en un triángulo o en un paraboloide; mientras que en la complejísima realidad de la psicología o de la política es muy arduo distinguir lo verdadero de lo falso, con el resultado de que cualquier tonto se siente en condiciones para escribir una novela, y cualquier audaz puede engañar políticamente a un pueblo. Razones en suma semejantes a las que favorecen los asaltos y crímenes durante la noche.

Y el lenguaje esotérico de la ciencia influye para que el fenómeno psicológico se complete: mientras que la buena literatura se expresa siempre con palabras tan familiares como casa o lluvia, palabras que jamás impresionan a las gentes comunes (como bien lo saben círculos políticos y ciertos malos escritores, que no vacilan en reemplazarlos por inmuebles y precipitaciones pluviales), la ciencia se expresa con palabras tan enigmáticas como geodésica o entropía, ante cuya sola pronunciación los profanos caen en éxtasis, como los negros del África Central ante las palabras esotéricas del brujo.

EL PODER DE LA CIENCIA

Y al lado de la oscuridad, el poder, la otra causa del fetichismo científico. El poderío de la ciencia, otra paradoja más, se debe precisamente a su abstracción. La creencia de que la potencia está unida a la fuerza material es propia de personas sin imaginación. Para ellos, siempre una cachiporra será más eficaz que un logaritmo, un lingote de oro más que una letra de cambio. Para refutarlas, bastaría mostrarles una guerra moderna, que no se organiza con garrotes sino con logaritmos. El imperio del hombre sobre el mundo exterior se multiplicó desde que los italianos empezaron a reemplazar esos groseros instrumentos y los difícilmente transportables lingotes de oro por los símbolos algebraicos y las letras de cambio. Cuando un mercader debía viajar de Milán a Brujas a través de territorios plagados de caballeros empobrecidos y ladrones, hubo de inventar algún procedimiento ingenioso que le evitase cargar con lingotes para sus compras en Brujas; de modo que cuando por primera (y última) vez aquellos nobles bandoleros arruinados por la burguesía asaltaban al precavido mercader, se encontraban con un papel abstracto que les era absolutamente inútil para sus fines: porque si una letra de cambio servía para movilizar una flota en el Mar del Norte era en cambio totalmente inapta para alimentar las huestes hambrientas del noble salteador.

La ciencia y el capitalismo nacieron y se desarrollaron juntos, gracias a la abstracción cada vez mayor de sus instrumentos. Y de la misma manera que un financista que jamás ha visto un grano de trigo tiene más poder sobre el cereal que el chacarero que lo cultivó, y puede mover el mercado triguero desde su escritorio con un golpe de teléfono; el científico puede devastar una ciudad entera con una bomba atómica con sólo apretar un botón, sin haber usado nunca una bayoneta. A medida que la ciencia se hizo más abstracta y, en consecuencia, más alejada de los problemas y palabras cotidianos, su utilidad y su poderío aumentaron en la misma proporción. Porque una teoría tiene más aplicaciones cuanto más abarca, cuanto más universal es; y, por lo tanto, cuanto más abstracta, ya que lo concreto se pierde con lo particular.


LA TRAGICA FALACIA

Pero aquí empiezan las tribulaciones de la ciencia, esa añoranza de la poesía que valientemente manifestó Whitehead. Su dominio se adquiere merced a un pacto con el diablo, pues se logra a costa de una progresiva evanescencia del universo: la ciencia llega a ser monarca, en efecto; pero cuando lo alcanza, su reino es apenas un reino de fantasmas. A medida que se van unificando los hechos más opuestos, también van desapareciendo los atributos concretos que los distinguen, y la riqueza de la realidad va como evaporándose en el laboratorio y en el razonamiento. Y el Universo se va transformando, de un conjunto de montañas, pájaros, flores, cacerías y luchas sociales, en un conglomerado de sinusoides, letras griegas, tensores y ondas de probabilidad. Y, lo que es peor: nada más que en eso.

La trágica falacia es sostener que ese fantasma matemático es la realidad, la única y verdadera realidad. Falacia primero sostenida por los científicos y finalmente acatada por el pueblo. Frente a la infinita riqueza del universo, los fundadores de la ciencia positiva seleccionaron los atributos cuantificables: la masa, el peso, la forma geométrica, etc. Y llegaron al convencimiento de que la naturaleza está escrita en caracteres matemáticos, como Galileo afirmó. Cuando lo que está escrito en caracteres matemáticos no es la naturaleza, sino... la estructura matemática de la naturaleza. Perogrullada tan brillante como la de sostener que el esqueleto de los animales tiene caracteres esqueléticos. No era, pues la rica realidad exterior la que expresaban los científicos con el lenguaje matemático, sino apenas su fantasma pitagórico. Y lo que de ese modo conocíamos del universo era más o menos lo que un habitante de Buenos Aires puede conocer de París examinando su plano y su guía telefónica; o lo que un sordo de nacimiento puede intuir de una sinfonía leyendo la partitura.

La raíz de esta falacia reside en que nuestra civilización está dominada por la cantidad y ha terminado por parecernos que lo único real es lo cuantitativo, siendo lo demás pura y engañosa ilusión de nuestros sentidos. Pero como la ley matemática confiere poder, todos creyeron que los matemáticos y los físicos tenían la clave de la realidad. Y los adoraron. Tanto más cuanto menos los entendían.

Einstein completó la transformación del universo físico en un fantasma matemático. Antes, al menos, los cuerpos eran persistentes trozos de materia que se movían en el espacio. Ahora, el universo es un conjunto de "sucesos" y la materia una mera expresión de la curvatura cósmica. Otros relativistas piensan, además, que no hay pasado, ni presente, ni futuro: como en Platón, el tiempo sería una ilusión más del hombre y las cosas que cree amar y las vidas que parecen transcurrir a su alrededor sólo serían imprecisas y fugaces fantasmagorías.

De esa manera, la ciencia fue resultando cada vez más ajena a todo lo que de más valioso existe para un ser humano: sus emociones ante la belleza y la justicia, sus sentimientos ante el bien y el mal, sus problemas ante la soledad y la muerte. Si el mundo matemático fuese el único real, no sólo sería ilusorio el sueño que soñamos mientras dormimos, sino el que soñamos cuando nos creemos despiertos.

EL FIN DE UNA ERA

Pero eso no es todo, todavía. Einstein quería ser plomero, después de haber provocado el estupor del mundo. Estaba triste y caminaba por las calles de Princeton agobiado, melancólicamente pensativo sobre los gobiernos de la tierra que se disponen a aniquilar el planeta entero con esa mezcla de miopía y estupidez que se suele .llamar sagacidad de estadistas. Bueno ¿y qué? ¿Esperaba Einstein alguna otra cosa de su ciencia? Sí, claro que sí. Como la mayor parte de los hombres de ciencia del pasado (de este pasado que muchos creen que es el futuro), imaginó que el conocimiento científico iba a resolver todos los problemas del cielo y de la tierra, todos los enigmas físicos y metafísicos. Ya es algo que los científicos se empiecen a entristecer: mucho más grave era cuando montaban sus aparatos con esa mezcla de alegría y vanidad que solían exhibir (y que aún, siguen exhibiendo en su buena mayoría, porque las eras no terminan para todos al mismo tiempo). Ya es algo que ahora nos encontremos con sabios como Oppenheimer, que se niegan a dirigir la Bomba H; o con pobres infelices como Fuchs, que, en su desesperación, cambian la ciencia por el espionaje. Einstein no llegó a añorar la profesión de espía: se limitó a añorar la de plomero; pero en el fondo su desesperación e impotencia era similar. Bien venido este guilty feeling que, por fin, parece indicar que los hombres de ciencia empiezan a comprender su gigantesca insignificancia y su responsabilidad en el mundo abstracto que han desencadenado, y que no pueden dominar; porque ese mundo se formó y creció junto a un hermano de siniestra catadura: el estado moderno. El mundo de hoy se desarrolló a impulsos de sus fuerzas que condujeron a la abstracción y a la cantidad: el dinero y la razón. Y el capitalismo y la ciencia crecieron simultáneamente y conquistaron el dominio del Mundo. Pero a costa de una trágica dicotomía, una tremenda aniquilación de la realidad concreta del ser humano. Pues mientras por un lado se ha erigido un universo de símbolos matemáticos, por el otro, y dominado por esos símbolos, el hombre de carne y hueso se fue convirtiendo en el hombre-cosa, hasta descender a la humilde condición del héroe kafkiano. Y no sólo el hombre de la calle ha sido esclavizado por la gigantesca maquinaria, sino que también los científicos terminaron por convertirse en engranajes impotentes de esa maquinaria que habían contribuido a montar. Que no se disgusten demasiado, pues, los Oppenheimer y los Fuchs, ya que al fin de cuentas fueron los hombres como ellos los que en última instancia tienen la histórica responsabilidad de esta esclavitud.

No todo es, sin embargo, entristecedor en esta situación. Cuando los valores de una civilización materialista son reducidos a términos tan extremos, el hombre empieza a estar preparado para advertir otro género de convivencia. El derrumbe de esta civilización tecnolátrica, la paradojal impotencia de la ciencia actual, justamente en su momento de mayor esplendor, servirán para abrirnos de una vez los ojos ante la realidad más profunda.

Y no caigamos ahora en la ingenuidad de imaginar que la crisis de la ciencia no es una mera crisis de impotencia frente al superestado que la esclaviza para sus fines, y que en otro tipo de sociedad seguirá su marcha hacia adelante. No, la circunstancia histórica ha servido para revelar que la inoperancia y la limitación del pensamiento científico son más profundos y que están relacionados a su esencia misma, a su desdén por lo particular y lo concreto, a su exaltación de la Razón Pura y al menosprecio cartesiano por lo corporal y emocional. El hombre no es Razón Pura, sino una oscura, una misteriosa, una atribulada mezcla de razón, de emoción y de voluntad; una dramática pero maravillosa combinación de espíritu y materia, de alma y de cuerpo. La Ciencia pretendió desconocer y subestimar esta condición, que es la condición humana. Por eso tenía que llevar a un inmenso fracaso, tal como espíritus supremos lo intuyeron, desde Kierkegaard hasta Dostoiewski. Si esta crisis que la ciencia ha contribuido a preparar es superada, si no somos aniquilados por las bombas atómicas habrá llegado el momento histórico de poner a la ciencia en el lugar que le corresponde. Lugar admirable, sin duda, pero estrictamente demarcado.

Buenos Aires, abril de 1955.

(C) "Atenea" 1955.
Revista ATENEA
Año 32, vol. 121, nº 360 (Concepción, Chile) Junio de 1955 (pag. 361 a 369)

viernes, 22 de abril de 2011

Territorios Insurgentes en Revista FEAD


Artículo publicado en la Revista_de_Administração_FEAD-MINAS_2010-Vol.6.N2. Minas Gerais, Brasil.

Territorios insurgentes para la ciencia en la ciudad. La experiencia del Proyecto Ludoteca de Ciencias y Astronomía en el Barrio El 70 de la Parroquia El Valle en la ciudad de Caracas.

Irama La Rosa

Resumen


La medición sobre percepción pública de la ciencia en Venezuela, es un proceso de reciente elaboración, que surge del interés por generar indicadores de evaluación de la política pública formulada en el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2005-2030. Con esa orientación se han realizado dos encuestas los años 2004 y 2006 respectivamente , que han derivado resultados interesantes para el desarrollo de planes, programas y proyectos en las distintas áreas estratégicas definidas en el plan, pero fundamentalmente para las políticas de popularización científico-tecnológica, orientadas al logro de una cultura científica basada en la inclusión social . En ese sentido, el presente Artículo pretende señalar el potencial que tienen esos resultados, para el despliegue de estrategias de socialización democrática de saberes en espacios territoriales distintos a los que comúnmente se utilizan para desarrollar proyectos de popularización científico-tecnológica. Fundamentalmente, se trata de mostrar cuáles son los principios en cuanto al qué, cómo, dónde y para qué de la popularización para el caso venezolano, en particular para la ciudad de Caracas, como principios básicos que permiten desarrollar experiencias de abordaje comunitario en lugares donde existen los mayores niveles de exclusión material y simbólica como son los barrios populares urbanos de la ciudad de Caracas. El modelo en construcción, es el programa de Astronomía recreativa y Ludoteca de Ciencias, que la organización Red de la Calle desarrolla en el Barrio “El 70” de la parroquia El Valle.

Palabras Clave: percepción pública, nuevos territorios de popularización científica, ciencia y barrios populares

1. Encuestas de Percepción Pública, Cultura Científica y Participación Ciudadana de la Ciencia en Venezuela

Antes de iniciar el debate acerca de la necesidad de poner en práctica estrategias de popularización científico-tecnológica en barrios populares urbanos como territorios insurgentes para acciones de popularización de la ciencia, es importante contextualizar que para el caso venezolano, el documento base que permite apuntalar dichas estrategias es precisamente el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2005-2030. Dicho documento, es la plataforma de política pública que sustenta el desarrollo de los distintos planes, programas y proyectos que dirige el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias venezolano (MppCTeI), en particular la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) y la Misión Ciencia, como figuras que cumplen con la finalidad acelerar los procesos de transformación cultural a partir de los objetivos estratégicos definidos en el Plan referidos a la inclusión social, la soberanía científico-tecnológica y la creación de capacidades (Plan Nacional, 2005: 86).
En tal sentido, vale anotar -como en otras experiencias que se vienen desarrollando dentro del actual modelo político venezolano,- que es desde Estado donde se promueven muchas iniciativas sociales que ponen el énfasis en el poder popular como fuerza motriz, que permite apuntalar mayores grados de inclusión en sectores urbanos depauperados. En ese contexto, distintas iniciativas dirigidas a una mayor inclusión social en el campo de la ciencia y la tecnología, se sustentan en estudios e investigaciones que apuntan a la realización de acciones, que refuerzan la idea de pensar nuevas formas de abordar el territorio para alcanzar objetivos de desarrollo endógeno local.
En el marco de esos estudios, vale la pena mencionar las encuestas de percepción pública de la ciencia con la I y II Encuestas Nacionales de Percepción Pública de la Ciencia, Cultura Científica y Participación Ciudadana, que se correspondieron con la necesidad de hacer de estos instrumentos modelos de evaluación de política pública que puedan dar cuenta acerca de cuáles son las actitudes, intereses e imaginarios sociales frente a la ciencia y tecnología por parte de la población venezolana, especialmente para interpretar las razones que inciden o traban la realización de una visión de cultura científica inclusiva, que debe perfilarse a través de la apropiación de la ciencia y tecnología por parte de los más necesitados o vulnerables de la sociedad, en particular, por parte de los sujetos estratégicos del desarrollo que son los niños, niñas y jóvenes, a quienes es vital motivarles vocaciones científico-tecnológicas plenamente sintonizadas con las áreas estratégicas que requiere el país.
De esa manera, una de las inquietudes surgidas del análisis diagnóstico realizado en el Plan Nacional de Ciencia 2005-2030 para realizar este tipo de encuestas , fue precisamente la necesidad de explicar las causas o razones por las qué en nuestro país existía un déficit importante de investigadores, específicamente alrededor de 20.000 que representaba 0.42 % investigadores para el año 2005, cuando la recomendación de la UNESCO sugería por lo menos un (1) investigador por cada mil habitantes de la población económicamente activa (PEA) (Plan Nacional, 2005: 68). En pocas palabras, conocer porqué ocurre esta situación y qué influencia puede tener la escasa información científico-tecnológica que recibimos a través de los medios de comunicación u otros mecanismos de información formales y no formales, en cuanto a lo qué significa la ciencia, su utilidad en la vida cotidiana, quiénes hacen ciencia y tecnología en nuestro país, cuál es su composición socio-económica pero especialmente dónde la divulgamos y cuáles son sus espacios.
Algunas respuestas a tales inquietudes (por lo menos parciales), se visibilizaron en algunos de esos resultados. Por ejemplo, en la segunda encuesta realizada en Venezuela se reveló que:

En cuanto al imaginario de la ciencia y la tecnología:

 Casi la mitad de las personas encuestadas (44%), tiene una imagen de ciencia y tecnología como herramienta o instrumento que puede ser útil para resolver problemas concretos, mientras que un 29% la considera como un bien y un 26% la asocia con un servicio. Lo que quiere decir, que en un alto porcentaje de la población, si sumamos la imagen de herramienta y servicio, considera que la ciencia deber ser útil para solucionar problemas tangibles que afectan a la sociedad.
 Por otra parte, los venezolanos muestran confianza en la ciencia y la tecnología porque representa en su opinión oportunidades para el desarrollo del país, aumento de la calidad de vida y ventajas para las futuras generaciones, sin embargo, también los encuestados asocian a los científicos con actividades que pueden ser “peligrosas” para la humanidad.
 Respecto a las percepciones de cientificidad de las profesiones, que es una pregunta de cultura científica que sirve para evaluar qué se considera científico y qué no lo es para el público, existe una valoración alta de la medicina como muy científica y una consideración sobre cientificidad de tres áreas que no son profesiones como tal, sino prácticas más cercanas a lo pseudo-científico como son la astrología, la acupuntura y la herbología. En muchos casos, las personas creen que la Astronomía es el estudio “científico” de los astros para evaluar su influencia en el comportamiento humano a través de los signos zodiacales.
 Otro elemento interesante –contradictorio quizá- es que un 84% considera que es útil lo que se investiga en Venezuela, mientras que a la pregunta acerca de si recuerda algún científico venezolano, 91% de los encuestados dice que no.
 Respecto a la imagen y lugares en los que los encuestados perciben que trabajan los científicos, tenemos que las personas piensan que éstos se ubican en las universidades y los laboratorios con la imagen del científico como la persona que usa una “bata blanca”.
En cuanto al consumo de información:
 Un 86% de las personas dice que la información que le interesa más que la científica es la información deportiva. El dato interesante es que un 68% del total que expresa esa opinión es público masculino, lo cual, incorpora un análisis de género bastante interesante para las encuestas de percepción.
 El 63% de las personas dice consumir información sobre ciencia y tecnología a través de la televisión, mientras que los que lo hacen por medios impresos como revistas y periódicos (que representan un 23 % de los encuestados), tiene mayor nivel de instrucción, fundamentalmente educación universitaria, no revelan información acerca de si existe algún mecanismo de divulgación local sobre ciencia y tecnología al que tengan acceso de manera cotidiana.
 Por otra parte, los canales de tv que se mencionan más para obtener información científica son Vale Tv (canal local) y las personas que tienen acceso a cable mencionan Discovery y National Geographic, no se mencionan medios alternativos-comunitarios como fuentes de dicha información, así como museos u otros espacios de popularización.
 En cuanto a la información propiamente científica-tecnológica, el público dice tener preferencias por la información sobre salud y sobre contaminación ambiental, especialmente con los temas de cambio climático y agujero en la capa de ozono y en tercer lugar por nuevos inventos tecnológicos.
 Un 53% de los encuestados dice tener acceso a Internet, principalmente en Cyber cafés para revisar información útil a sus tareas académicas, pero fundamentalmente lo usan para comunicarse con amigos a través del Chat.
En cuanto a percepción sobre el rol del Estado:
 La mayor parte de las respuestas del público respecto a qué hace, cómo lo hacen y quiénes gestionan e invierten en las políticas científicas y tecnológicas en Venezuela, demuestran que existe poca información y reconocimiento de tales actividades y esfuerzos del Estado venezolano. En la segunda encuesta puede verse que a excepción del Instituto Venezolano de Investigaciones Científica (IVIC), otros organismos son poco conocidos por el público general, incluyendo el MppCTeI que es el organismo rector de la política pública en el área, situación que intuimos puede haber cambiado favorablemente debido al reciente lanzamiento del Satélite venezolano Simón Bolívar el 29 de octubre de 2008.
En todo caso, no hay duda que las encuestas de percepción, pese a las limitaciones en cuanto a segmentación de públicos , demostraron ser herramientas útiles para analizar indicadores clave que sirven de insumo a las investigaciones cualitativas sobre el tema de Ciencia, Tecnología y Sociedad, así como a la toma de decisiones por parte de los distintos actores que forman parte del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, especialmente cuando el interés de los actores (gubernamentales o no gubernamentales) se orienta al desarrollo de programas y proyectos dirigidos a revertir situaciones no deseadas para el desarrollo del país, como es por ejemplo, que nuestros jóvenes no se interesen por carreras científico-tecnológicas o en caso de interesarse, no reciban el suficiente estímulo para desarrollar sus vocaciones en un marco no solo instrumental, sino fundamentalmente ético respecto a su contribución a la solución de las múltiples necesidades nacionales.
En tal sentido, lo anterior hace ver que el estímulo por la ciencia en nuestros niños, niñas y jóvenes, así como la detección temprana de aquellos/as estudiantes con talento e interés por la ciencia, constituye una tarea urgente e impostergable, que además debe hacerse rompiendo con los estilos tradicionales de hacer políticas públicas de popularización científica.

2. ¿Qué tipo de popularización científico-tecnológica para la inclusión social?
Los resultados de percepción pública de la ciencia y la tecnología, tienen sentido en la medida en la que éstos puedan aplicarse directamente en planes de popularización del conocimiento científico-tecnológico con incidencia real en la trasformación de indicadores que pueden reflejar el impacto de dichos planes, por ejemplo: el aumento de recursos destinados a la ciencia y tecnología, incremento del número de jóvenes interesados en cursar carreras científico-tecnológicas e incremento de profesionales interesados en hacer carrera de investigación.
Sin embargo, más allá de los indicadores clásicos, útiles para medir el avance científico-tecnológico respecto a los parámetros internacionales, hay elementos de carácter político-ideológico que deben considerarse al momento de pensar qué se quiere lograr con la popularización científico-tecnológica en el marco de procesos sociopolíticos particulares. Para el caso venezolano, hay que tomar en cuenta que actualmente se promueve un modelo definido como Socialismo del siglo XXI , donde los énfasis conceptuales para entender el qué, cómo, dónde y para qué desarrollar planes, programas y proyectos de popularización científico-tecnológica, se formulan desde una perspectiva de mayor inclusión social.
En ese contexto es importante exponer, que la popularización de la ciencia puede entenderse hoy día como el proceso integral de comunicación, divulgación y apropiación de los conocimientos científico-tecnológicos, con la finalidad de involucrar al público en el aprendizaje y utilización de dicho conocimiento en la vida cotidiana. Sin embargo, Li Jianmin (2006) sostiene que este es un concepto dinámico con distintas significaciones.
De acuerdo al análisis de este autor, en la historia de la popularización científica de los países desarrollados, el concepto ha pasado por tres fases: la fase de aceptación pública de la ciencia a partir del siglo XVII, conocida también como forma primaria de popularización en la que los científicos y expertos en ciencia eran los responsables de manera unidireccional de divulgar su conocimiento al público “no experto”, la fase de la percepción pública de la ciencia a partir de la segunda mitad del siglo XX, donde los científicos y hacedores de política pública, se preocuparon no solo por la información que recibía la gente sino por la compresión que podía tener del conocimiento, y más recientemente, la fase de la participación social de la ciencia que pretende socializar y democratizar el proceso de aprendizaje científico-tecnológico, a través de la apropiación social del público en torno a qué, cómo, dónde y para qué popularizar el conocimiento científico tecnológico, pero también cómo participar con sus conocimientos y saberes en ese proceso de aprendizaje. (Jianmin, 2005: 74-75)
Actualmente la tendencia en los objetivos de la popularización en los países desarrollados son, en primer lugar, acercar la ciencia al público general a través de la información sobre conocimiento básico y nuevos descubrimientos y en segundo término disminuir las resistencias y temores del público en torno a lo científico. Se espera que con el incremento del conocimiento y participación ciudadana en los temas científico-tecnológicos por parte del público, se fortalezca una ciudadanía más y mejor informada sobre los fenómenos que generan cambios sociales fundamentales en la vida de la gente, entre otros: la tele-informática, la biotecnología, la genética y los procesos sociales y económicos que tienen impactos desfavorables en la salud y el ambiente. (Calvo, 2002).
Sin embargo, esas tendencias adquieren un perfil distinto dentro del contexto histórico-social de los países interesados en aplicar políticas científico-tecnológicas acordes a su realidad cultural, social y económica particular. Por ello, “estandarizar” los objetivos que se persiguen con la popularización científico-tecnológica, no se corresponde en todas sus dimensiones a las necesidades específicas de nuestros países latinoamericanos, en especial cuando se persiguen objetivos políticos cualitativamente distintos a los que se definen para países desarrollados. Para el caso venezolano, donde se plantea alcanzar un modelo científico-tecnológico involucrado con valores humanistas, ecológicos y de inclusión social, es importante pensar cuáles son los contenidos de esa popularización en función de contextualizar y comprender las determinaciones socio-políticas y relaciones de poder insertas en el tipo de conocimiento que se genera y divulga.
En ese sentido, para el modelo sociopolítico que se plantea nuestro país, es tan importante comprender el proceso electroquímico que explica cómo el adelgazamiento de la capa de ozono afecta la absorción de la radiación ultravioleta que recibe la tierra, para explicar el efecto de invernadero, como conocer los procesos de producción capitalista y modelos de consumo occidental que originan el problema, porque una popularización científico-tecnológica socialista comprometida con valores humanistas y de ciudadanía, debe interesarse por divulgar, ubicar y darle nombre a los principales responsables corporativos y gobiernos mundiales involucrados en lo que puede ser el mayor ecocidio cometido en contra de la vida en el planeta, pero también popularizar valores éticos que permitan identificar y ubicar las propias responsabilidades y contradicciones, encubiertas muchas veces dentro de una discursividad progresista.
De esa manera, cuando se pregunta ¿qué popularizar? es importante sostener que no se trata de popularizar un conocimiento científico despolitizado (Lander, 2005). Al contrario, los contenidos de la popularización deben estar determinados por un marco valorativo e ideológico sin pretensiones de neutralidad, mucho menos al calco de patrones de ciudadanía y democracia liberales, donde en temas como el del ambiente, prevalece la asepsia individualista y la “culpa” del ciudadano común. En este tipo de popularización del conocimiento se cultiva un pensamiento crítico y endógeno que divulga, discute y procesa para su apropiación social, tanto el conocimiento que explica los fenómenos físico-naturales como el conocimiento comunitario ancestral, el de las ciencias sociales y el ético-valorativo que puede explicar cuáles son las causas, trabas y desafíos científico-tecnológicos involucrados en el desarrollo integral del país, Latinoamérica y la humanidad toda. (Varsavsky, 2006)
La segunda dimensión que parte de la pregunta ¿cómo popularizar? implica replantearse las mejores estrategias didácticas para divulgar los conocimientos en los formatos educativos formales y no formales, dependiendo del perfil cultural de los usuarios y sus intereses por grupo de edad, género, origen étnico y nivel socio-económico. Se vale entonces, la utilización de mecanismos conocidos para la divulgación científico-tecnológica como medios impresos (folletos, revistas, libros, etc.) y audiovisuales (radio, tv, videos, documentales, cine etc.), pero haciendo énfasis en discursos educativos que integren los conocimientos científico-tecnológicos formales con los saberes e imaginarios populares, a través de recursos que perfectamente pueden provenir de un conversatorio comunal, una propuesta artística, un encuentro lúdico-festivo de la comunidad e incluso, una interpretación humorística de los problemas más cercanos a cada realidad local. Experiencias que aportan soluciones a problemas concretos que afectan la calidad de vida de la gente como Las Mesas Técnicas de Agua, Mesas Técnicas de Energía, Comités de Saberes de los Consejos Comunales y otras figuras participativas comunitarias , son buenos ejemplos de cómo se pueden generar procesos de popularización científico-tecnológica desde un enfoque de inclusión social y diálogo de saberes.
El tercer elemento referido a ¿dónde popularizar?, tiene una importancia vital como variable territorial que le otorga mayor viabilidad a proyectos que cuenten con la identificación y sentido de pertenencia de sus usuarios al lugar donde se desarrolla el proyecto. El viraje se da al incorporar otros espacios no convencionales como la calle, la vereda, caminerías, canchas y caseríos de las comunidades en situación de vulnerabilidad, como territorios insurgentes que permiten mostrar el por qué y para qué de la ciencia en la vida cotidiana. Los espacios formales como la escuela, museos, parques y universidades complementan la geometría espacial de una popularización de la “ciencia en el barrio” que debe hacerse con la gente que más necesita de ciencia y tecnología para mejorar sus condiciones y calidad de vida.
De esa manera, el sentido integral que adquiere la pregunta ¿para qué popularizar?, se ubica en el contexto de un modelo político en el que se generan otras éticas, estéticas y cartografías alternativas de la ciencia y la tecnología, al hacerlas más cotidianas, pertinentes y plenas de significaciones relevantes. En ese marco, el modelo de inclusión social busca popularizar un conocimiento con sentido de justicia que desmonte el racismo y endo-racismo de la vida cotidiana, resuelva los problemas de acceso a los servicios básicos por parte de los más necesitados, integre nuestra sabiduría ancestral para vivir en armonía con la naturaleza y con la humanidad, y finalmente, propicie la generación de otros espacios, que desde la concepción de una nueva geometría del poder (Massey, 2007), le otorgue mayor énfasis a las comunidades para el desarrollo de proyectos científico-tecnológicos que refuercen su anclaje territorial (Jungenman, 2008) para la participación social.


3. Escollos y desafíos para el desarrollo de proyectos de popularización científico-tecnológica en barrios populares urbanos

Pese a que se está comenzando a construir un marco filosófico distinto para abordar una popularización científica tecnológica para la inclusión social, fundamentalmente desde la perspectiva de los territorios insurgentes, en términos pragmáticos los proyectos de popularización de la ciencia en sectores populares urbanos no siempre tienen la receptividad esperada por parte de sus comunidades, particularmente de su población adulta. A decir verdad, cualquier proyecto que no atienda directamente las necesidades más sentidas, urgentes y visibles como son los problemas de infraestructura física y equipamiento del barrio, suelen no tener –como es lógico- la misma acogida que los proyectos dirigidos a la dotación de servicios básicos que son fundamentales para la vida con dignidad. Naturalmente, la sensibilidad de la comunidad en torno a lo científico-tecnológico, tal como se ha constatado en las encuestas de percepción pública de la ciencia, se conecta directamente con la utilidad que el conocimiento puede tener en la solución de problemas concretos como la dotación y disposición del agua y el acceso a la energía que son servicios básicos que requieren pronta solución.
No obstante, pese a las inequidades, heterogeneidad y diversidad de situaciones que encontramos dentro de las zonas populares urbanas, también existe un abanico de oportunidades multiculturales, que se abren a partir de la creatividad de su gente cuando resuelven sus problemas de manera autónoma y autogestionaria. En ese sentido, las capacidades de innovación popular existentes, deben convertirse en proyectos que refuercen tales capacidades en jóvenes y adultos, por ejemplo: capacitación en electrónica para reparación de equipos tecnológicos, conocimientos de química para producción de insumos químicos de uso doméstico, fortalecimiento de conocimiento popular y tecnologías alternativas para la construcción de viviendas, fomento de cooperativas textiles y de alimentos, entre otros.
Ahora, cuando los proyectos culturales y educativos se dirigen a la población infantil, es importante tomar en cuenta que lo lúdico-maravilloso debe ser la norma que guíe cualquier actividad, especialmente con los niños y niñas de los barrios populares, que muchas veces no han tenido la oportunidad de acercarse al equipamiento cultural formal que existe en la ciudad como son los museos, parques y plazas. Nuestros niñas y niños en los barrios de Caracas, la mayor parte de las veces, viven una suerte de “encierro” material y simbólico, que deriva de la segregación socio-espacial que excluye a los barrios de cualquier ventaja de la vida urbana. (La Rosa, 2008)
Desde luego, la orientación ética de una perspectiva de popularización de la ciencia dirigida a la población infantil y juvenil de los barrios populares urbanos de Caracas, debe enmarcarse en la necesidad de desmontar esos procesos de exclusión material y simbólica, que encierra a los niños y niñas en espacios deteriorados como escuelas sin la suficiente dotación de recursos, y viviendas sin todos los servicios, pero que poseen la vitrina mediática de la televisión que les dirige contenidos y modelos socio-valorativos orientados a la banalidad, el desamor por el conocimiento y el irrespeto por la propia identidad.
En Venezuela, un efecto directo de esos modelos socio-valorativos que transmiten los medios de comunicación, se visibiliza claramente con los esquemas recreativos que se practican en instituciones públicas y privadas por igual. Se trata de un esquema que pudiera denominarse “recreación mac donal´s” en la que se estandariza la diversión a través de juegos “franquiciados” en los que los niños y niñas saltan colchones inflables, se pintan las “caritas”, juegan con payasos como Ronny Mac Donald´s y consumen sus respectivas hamburguesas, sino las “propias” por lo menos parecidas a las originales.
En ese sentido, puede decirse que para llevar a cabo proyectos de popularización científico-tecnológica en barrios populares, hay que sortear escollos de distinta naturaleza en las instituciones y las propias comunidades que los pueden recibir, normalmente los problemas suelen traducirse en conductas de indiferencia o resistencia a propuestas de las que no se conocen cuáles pueden ser sus resultados o beneficios inmediatos. Por esa razón, se trata de generar procesos que rompan los esquemas clásicos de popularización científico-tecnológica como procesos “encerrados” exclusivamente en museos o escuelas, por procesos abiertos e integrados en territorios insurgentes que rompan con las estéticas de lo que se supone debe ser una ciencia distante concebida solo para el laboratorio y no para la vida cotidiana, mucho menos para la vida popular urbana.
Sin embargo y en sintonía con la idea expresada anteriormente, recientemente se han venido instrumentando otros esquemas y propuestas de popularización científica, que pese a que son experiencias todavía muy incipientes y no terminan de “entrar” directamente en la vida cotidiana de nuestros barrios populares, si muestran que es posible romper con el modelo recreativo Mac donald´s. Nos referimos concretamente, a las recientes actividades lideradas por instituciones como el Centro de Investigaciones de Astronomía de Mérida (CIDA) y el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), a través de los planetarios itinerantes para la enseñanza de la Astronomía que se instalaron en algunas zonas populares de la ciudad de Caracas durante los años 2008-2009.
A partir de esas y otras actividades de popularización científico-tecnológica, se pueden ir articulando experiencias para un modelo de inclusión social con mayor efectividad e impacto en la transformación de la cultura científica venezolana, pero fundamentalmente, si el trabajo se hace directamente en los barrios populares y con los niño/as y jóvenes que viven en ellos como lo/as que sufren las mayores inequidades materiales y niveles segregación, que lo/as mantienen apartados de una vida cotidiana integrada a las ventajas reales de vivir en la ciudad.


4. La Parroquia El Valle y sus jóvenes

La Parroquia El Valle, que es el territorio local donde se desarrolla el proyecto de popularización científica que se expone en este texto, es una de las 22 parroquias del Municipio Libertador ubicada al sur de la ciudad de Caracas, que experimentó su mayor proceso de urbanización y crecimiento demográfico durante la década de los setenta, producto de las políticas de desarrollo urbanístico que se aplicaron en la ciudad de Caracas para los sectores populares en expansión.
Al respecto es importante decir, que durante la mitad de los años ochenta El Valle comenzó a sufrir un deterioro progresivo de sus equipamientos, servicios públicos e infraestructuras escolares que muchas veces no cumplen con el mínimo de calidad para realizar actividades científicas como laboratorios. Esta situación, afecta fundamentalmente a la población joven, que hoy día representa el 54% de los 153.133 habitantes que viven en la parroquia, siendo el grupo de edades entre 15 a 24 años los más vulnerables porque suelen ser los protagonistas o víctimas de los problemas derivados del hacinamiento y pobreza de la parroquia, especialmente la delincuencia, drogas y problemas que tienen que ver con el embarazo adolescente y violencia doméstica.
En ese contexto, si analizamos los datos que arroja la I Encuesta Parroquial de Percepciones e Imaginarios Juveniles de Arte, Ciencia y Ciudad de El Valle realizada entre julio-agosto del año 2008, encontramos datos interesantes para reforzar la importancia central de tomar en cuenta las características territoriales donde se desarrollan los proyectos dirigidos a la inclusión social de jóvenes, para que éstos realmente tengan efectividad en logro de sus objetivos.
Por ejemplo para el tema científico-tecnológico, vemos que el 48% de los jóvenes consultados en dicha encuesta, dicen gustarle materias relacionadas con las ciencias naturales y sociales con alto componente en el uso del cálculo matemático, porque tienen la idea de que el conocimiento científico es básico para obtener un empleo, pero dicen no tener un acceso directo o de buena calidad sobre este conocimiento.
Este tema es interesante porque la mayoría de los jóvenes consultados manejan un significado de la ciencia como actividad asociada al conocimiento matemático, la medicina y la innovación tecnológica y no a otro tipo de ciencias como las ciencias sociales, mientras que tienen una idea a veces estereotipada de lo que es un científico como un personaje que usa “bata blanca”, vive en un laboratorio y posee cualidades especiales para inventar, imagen que coincide con los datos de la encuesta nacional y que parece provenir de modelos que transmiten algunos medios de comunicación y no de una vivencia cotidiana o cercana por parte de nuestros jóvenes con los científicos o los espacios donde se practica la ciencia, en ese sentido, es sumamente llamativo que un impresionante 97% de los jóvenes consultados en El Valle, dice no conocer a ningún científico venezolano.

5. ¿Por qué el Barrio “El 70”?
En el marco del proceso de creación de barrios populares en la parroquia El Valle, hay casos que llaman la atención precisamente por su historia y el protagonismo en las luchas por una ciudadanía plena. Es el caso precisamente del Barrio “El 70” que se asentó en terrenos municipales que antiguamente pertenecían a una de las haciendas de caña de azúcar que existían en el Valle desde la época colonial, ubicado exactamente en la cima más alta de la cadena montañosa del sureste de la capital conocida como Carángano, Fila de Palacios y Alto de los Butaquitas.
Una de las cosas interesantes del Barrio “El 70”, es que éste toma su nombre de una década plena de imaginarios de movilidad social ascendente, propios de un modelo económico rentista petrolero y centralista, que parecía privilegiar exclusivamente a la ciudad capital. Los primeros pobladores del barrio, coinciden en que llegaron al lugar motivados por el hecho de ser una zona de difícil acceso, poco supervisada por las autoridades cuando comenzaron las invasiones del territorio producto de las migraciones y los desalojos ocurridos en las zonas bajas de las montañas al iniciarse la ejecución de los proyectos urbanísticos de la parroquia El Valle en los años 70.
En ese sentido, es importante anotar que la mayor parte de las 325 familias que hoy viven en el Barrio “El 70” son una muestra de esa diversidad cultural característica de los barrios populares en la ciudad de Caracas. En su mayoría, los habitantes del “70” provienen del Oriente del país, Los Llanos y recientemente se ha sumado un número de 50 familias de la etnia Wayúu que conjuntamente con los descendientes de los pobladores originales nacidos en Caracas -incluso hasta tres generaciones viviendo en la zona- conforman el abanico de culturas y saberes de una comunidad con especiales atributos de ciudadanía popular, en cuanto a lo que han sido sus luchas por el derecho a la ciudad, el territorio y fundamentalmente por el acceso a los servicios básicos para vivir con dignidad, demostrando que para ellos, a pesar de las penurias, vale la pena “quedarse en el barrio”.
Precisamente, de esas luchas por una vida mejor, es fundamental mencionar (como hito que desencadenó muchos procesos en los que se introduce ciencia y tecnología para la solución de problemas), que el Barrio “El 70” representa una experiencia emblemática y exitosa de lo que ha sido la conformación de Mesas Técnicas de Agua (MTA) en la ciudad de Caracas, especialmente en lo que ha sido la aplicación de un modelo novedoso para el encuentro de conocimientos técnicos y saberes populares, en la solución de problemas asociados a la dotación y disposición del agua. En opinión de varios de sus líderes populares, a partir de la experiencia de la MTA, se desencadenaron una serie de procesos participativos en la comunidad que explican el surgimiento de varias iniciativas importantes como los Consejos Comunales.
En ese contexto, el Barrio “El 70” se ha convertido en un barrio modelo para la puesta en práctica de valores transformadores que propician el desarrollo endógeno de la comunidad a partir de la creatividad de sus habitantes. De hecho, de ser un barrio conocido como uno de los barrios más peligrosos e impenetrables de la ciudad de Caracas, progresivamente se ha venido transformando en un “semillero” de iniciativas innovadoras que giran en torno al arte y la cultura popular.
La relación directa con varias organizaciones culturales desde al año 2006, ha tenido una incidencia importante en la realización de varias actividades que han generado la articulación de redes institucionales que tienden a fortalecer el trabajo comunitario de manera sostenida, creándose un tejido social innovador que favorece el uso, apropiación y disfrute de la ciencia y la tecnología en la vida cotidiana del barrio.
De esa manera, la población del Barrio “El 70” cada vez se habitúa más a la realización de actividades que incorporan de manera trasversal y permanente elementos de ciencia y tecnología. Por ejemplo, hay conocimiento y ciencia en la mesa técnica de agua que se ocupa de ejecutar proyectos técnicamente impecables, lo hay en la manera cómo se construyen caminerías de calidad para el barrio o como las madres elaboran los menús del comedor escolar con conocimiento nutricional y colaboran (incluso con sus propios conocimientos botánicos), en labores de atención primaria en salud que funcionan con la Misión Barrio Adentro, es decir saberes populares y conocimiento con utilidad inmediata, pero también acercamiento al conocimiento científico-tecnológico de punta, vinculado con la poesía que significa mirar el cielo para pensar cuál es el origen de la humanidad.
Esa rica y diversa actividad cultural que desarrolla la comunidad del 70, puede observarse cualquier día de la semana con los talleres de diagnóstico participativo y formulación de proyectos; talleres de pintura, graffiti e idioma inglés; realización de cine-foros comunitarios; ensayo de “teleféricos teatrales”, realización de conciertos y series televisadas; talleres de reciclaje y disposición de desechos sólidos, talleres de derechos humanos y finalmente la realización de talleres de ciencia, especialmente con el tema de la Astronomía, razón por la cual escoger el barrio para ensayar modelos educativos y de popularización de la ciencia

6. Estrategias de abordaje comunitario para un proyecto de ciencia
La experiencia desarrollada hasta ahora en el barrio “El 70”, permite decir que para proponer un proyecto de popularización científica en nuestros barrios caraqueños, es necesario comprender el contexto que define las características históricas, culturales y espaciales donde vive la comunidad, para que las actividades del proyecto tengan un sentido en su cotidianidad y puedan ser valoradas y aceptadas para su ejecución. En ese sentido, se pueden sugerir metodologías diversas, pero lo fundamental es entender que no existe un modelo de abordaje comunitario estandarizado para todas las comunidades, pero sí, tal como propone Humberto Maturana (2000), un marco valorativo que parte de la afectividad y el amor, para movilizar acciones con mayor impacto cultural en la vida de la gente.
En ese sentido, el proyecto “Semillero de Científicos: Astronomía en el Barrio el 70” surgió precisamente de los lazos de afectividad que unen a la organización “Red de la Calle” con el liderazgo de la comunidad representado en el Sr. José Abreu (Chío) del Consejo Comunal “Las Terrazas del Barrio El 70” y la Compañía Metropolitana de Caracas en el marco de la experiencia de un montaje artístico denominado I Teleférico Teatral del Barrio El 70, donde a partir de una metodología de investigación etnográfica y una propuesta teatral basada en la metáfora de un teleférico, el público va realizando un recorrido por distintas “estaciones dramáticas” que normalmente dibujan la historia, vida cotidiana y sueños de futuro de la comunidad.
Así, dentro de las siete estaciones o paradas del teatro que se diseñaron para este I Teleférico, la última de ellas, después de realizada una danza de tambores ceremoniales, ofreció a la comunidad del 70 y especialmente a sus niño/as, la oportunidad de conocer y usar de manera directa un telescopio Smith-Cassegrain de 8 pulgadas, que se llevó a la cancha del Barrio conocida como “El Mirador” a 1200 mts. de altura. Desde luego, más allá del impacto cultural que significó que una comunidad históricamente en situación de exclusión, entrara en contacto a través del arte con una ciencia aparentemente sofisticada, que parece pertenecer exclusivamente a determinados espacios académicos y de clase social, se confirmó la posibilidad de transformar la historia de nuestros barrios de lugares peligrosos como normalmente se conocen, a cartografías alternativas donde realmente pueden ocurrir las mejores prácticas de la tradición urbana e innovación popular caraqueña como oferta cultural para toda la ciudad.
De esa manera, a partir de este evento excepcional para la vida del barrio, el proyecto comenzó a armarse con la finalidad de provocar el fortalecimiento de los valores de arraigo y sentido de pertenencia de sus habitantes y especialmente de los niños y niñas con su territorio, en función de apuntalar una visión compartida de futuro, en la que el barrio puede ser la principal referencia que guía el proyecto de vida personal y el sentido de integración social que requiere una ciudad para todos y todas.
Por ello, la idea a partir de la cual surgió el proyecto “Semillero de Científicos: Ludoteca de Ciencias y Astronomía, se sustentó en la premisa de convertir a los niños y niñas de la comunidad del Barrio “el 70” en semillas portadoras de los cambios que se esperan lograr dentro de un modelo de inclusión social, que más allá de provocar, estimular y fortalecer las vocaciones por carreras científicas desde un enfoque exclusivamente instrumental, incentivara sus procesos de creatividad, innovación y amor por un conocimiento que fundamentalmente sea útil y socialmente pertinente a las necesidades de los y las más vulnerables de nuestra sociedad, es decir, promover el amor por una ciencia y tecnología que apuntalan los valores e ideales más elevados de la humanidad a través de la generación de procesos cotidianos de transformación cultural donde el afecto, el arte, el juego y la historia sean los elementos propulsores de innovación comunitaria. En ese sentido, como sostiene Marcio Carneiro: “…la promoción de la identidad cultural y territorial junto a la prospección de saberes y tecnologías tradicionales, permite crear las bases para introducir innovaciones de procesos y productos, con impactos culturales, político institucionales y socio ambientales, que se adicionan a los económicos propiamente dichos.” (Carneiro, 2009: 8)
La idea fundamental, ha sido que la ciencia y la tecnología sean parte del imaginario social y de la vida cotidiana de la gente, sin que ésta quede al margen de los espacios y saberes barriales, en otras palabras propiciar que la ciencia y la tecnología se introduzcan en territorios distintos a los laboratorios, espacios académicos y/o museos como por ejemplo las canchas, calles y otros lugares de encuentro cotidiano de la comunidad, al mismo tiempo que dar a conocer esos laboratorios, museos y espacios académicos a una comunidad que escasamente a tenido la oportunidad de conocerlos y apropiarse de ellos con la idea de contribuir con la creación de una cultura científica incluyente, transdisciplinaria y colectiva.
En ese sentido, el proyecto “Ludoteca de Ciencias y Astronomía Barrio el 70”, ha sido concebido como un proyecto educativo no formal, en el que se realizan actividades científico-tecnológicas de tipo artísticas y lúdico-festivas, dirigidas a los niños, niñas y jóvenes del Barrio “El 70”, como comunidad piloto que puede inspirar proyectos similares en otras comunidades populares urbanas de la ciudad de Caracas o de otros barrios en situación de vulnerabilidad en el país.
Por ello, la primera etapa que se desplegó después de la experiencia con el telescopio en el I Teleférico Teatral, se sustentó en un modelo de aprendizaje basado en la premisa de “aprender jugando” dirigido a un primer grupo de niños y niñas en edades comprendidas entre 10 a 12 años a través de metodologías y estrategias didácticas que utilizaron como recursos de aprendizaje los juegos, videos, paseos, arte y teatro alrededor de un tema central que en este caso es la Astronomía, (ciencia conocida como madre de todas las ciencias) como esquema para la realización de actividades de aprendizaje informal de ciencia, tecnología y valores sociales comunitarios, que buscaban complementar la educación formal recibida en el aula.
De manera muy sintética, las actividades que se desarrollaron con el proyecto luego de la participación con el telescopio en el Teleférico, fueron:
1. Realización de diagnóstico exploratorio con niños y niñas en las comunidades del Barrio “El 70”.
2. Diseño de Taller sobre percepción de valores y medios de comunicación.
3. Entrevistas con maestros de la Escuela de el Barrio “El 70” y Selección de grupo piloto.
4. Diseño de taller de Astronomía.
5. Aplicación de talleres diagnósticos
10. Realización del Taller: “Conociéndonos en la Escuela”
11. Video y discusión ¿Qué es la Ciencia?
12. ¿Cuántas Ciencias y cuántos saberes? y ¿Qué es la Astronomía?
13. Paseo ¿Quiénes hacen ciencia en mi país? Visita a la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela.
14. Realización del Taller: “El viaje por el Universo”.
15. Taller: “Conociendo y jugando con el Sistema Solar”
16. Realización del Taller: “El Viaje por el Sistema Solar” y lectura de la revistas de ciencia.
17. Realización del Taller: “De la tierra y a mi Barrio el 70”.
18. Cartografía e historia del Barrio “El 70”.
19. Taller de reciclaje: “Cuidando mi planeta, cuidando mi barrio…”
20. Juego del clima.
21. Realización del juego y discusión de videos antirracismo: “Pintando valores y baile ancestral”
22. Realización del Juego de Tarjetas: “Adivinando el Universo”.
23. Paseo al Parque del Oeste a conocer “El Planetario Itinerante”.
24. Actividad: “Un día de Ciencia en mi Barrio y mirando por el telescopio”.
25. Diseño de Obra Teatral: “La historia del cielo”.

Actualmente, el proyecto luego de realizada una evaluación y ajuste de metodologías de enseñanza-aprendizaje, ha puesto en práctica una segunda etapa con el apoyo financiero de la embajada de Finlandia, a través de un programa integral de formación en Astronomía, ciencias y saberes dirigido a un mayor porcentaje de niños, niñas, jóvenes, así como a la comunidad en general y a los maestros. El apoyo ha sido básicamente para el acondicionamiento e instalación de la Ludoteca como espacio para el desarrollo de actividades sobre el tema de la Astronomía y de otras ciencias, con la finalidad de introducir una serie de contenidos que propicien el interés de la comunidad por desarrollar proyectos con componentes científico-tecnológicos que fortalezcan la innovación social comunitaria, para la solución de sus problemas más sentidos.

7. Algunas Reflexiones
A partir de la puesta en práctica del proyecto local Semillero de Científicos y Ludoteca de Ciencias y Astronomía en el Barrio El 70 de la Parroquia El Valle, existen algunas reflexiones que vale la pena exponer en torno a los que significa mirar y tomar los espacios populares urbanos para romper lógicas de segregación e imaginarios de miedo en nuestra ciudad, pero fundamentalmente para formular políticas públicas orientadas a la inclusión social:

 Es importante considerar los planes, diagnósticos generales y estudios especiales como las Encuestas de Percepción Pública, Cultura Científica y Participación Ciudadana como base para definir los proyectos de atención estratégica y sus actores clave.
 Desde una perspectiva socialista y de inclusión social, es necesario plantear que la popularización científico-tecnológica adquiere otros énfasis en cuanto al qué, cómo, dónde y para qué popularizar. Para el caso venezolano y en particular para la ciudad de Caracas, el dónde es fundamental porque permite apuntalar estrategias orientadas a la creación de nuevas geometrías del poder.
 Los proyectos científico-tecnológicos dirigidos a comunidades en situación de exclusión, deben considerar las necesidades más sentidas a través de una ciencia y tecnología que se integra a los saberes y prácticas populares para resolver los problemas existentes. Con esa orientación, no se descarta incorporar, socializar y estimular el interés por el conocimiento científico-tecnológico de punta que permite acercarse a las inquietudes más ontológicas de los seres humanos, referidas a su origen y futuro en el universo.
 Definitivamente cuando comienzan a visibilizarse las cualidades de una comunidad, como en el caso del Barrio El 70, el sentido de pertenencia, la identidad, autoestima y compromiso que surgen en su población, potencian las oportunidades de calidad de vida no solo para el barrio, sino para toda la ciudad.
 La experiencia del proyecto Ludoteca de Ciencias y Astronomía en el Barrio El 70 de la Parroquia El Valle, hace ver que los proyectos científico-tecnológicos y culturales en barrios populares urbanos que sufren diversas precariedades materiales y estructurales, tienen más posibilidad de ser aceptados y entendidos por sus comunidades si parten de la historia y características propias del barrio conjuntamente con el afecto, lo lúdico-festivo y lo artístico como elementos culturales propios que definen la cultura popular caraqueña.
 Finalmente, los proyectos de popularización científico-tecnológica con atención especial a niños, niñas y adolescentes, deben considerar fundamentalmente lo lúdico-maravilloso y todos los recursos de imaginación creativa que despierten la curiosidad por conocer lo que ocurre en la vida cotidiana y lo que ocurre en todo nuestro planeta. Por ello, la Astronomía como “madre de todas la ciencias” es un recurso poético maravilloso para mirar el cielo, pero también la vida de una humanidad cada vez más necesitada de justicia.

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Reguillo, Rossana. (2003). Utopías Urbanas. La disputa por la ciudad posible. En Revista Ciudades, Nº 60. México. RNIU.
Varsavsky, Oscar (2006) Hacia una política científica nacional. Primera edición. Caracas: Monteávila.
Wortman, Ana. (2007). Construcción Imaginaria de la Desigualdad Social. Buenos Aires. CLACSO.

Proyecto Ludoteca Itinerante de Ciencias

Proyecto Ludoteca Itinerante de Ciencias Red de la Calle. Jugando y aprendiendo arte, ciencia y ciudad…

“La ciencia es un gran juego. Es inspiradora y refrescante, y el campo de juego es el universo entero." (Isidor Isaac Rabi, Premio Nobel de Física 1944)

¿Qué es una Ludoteca de Ciencias?

Con la combinación de la palabra ludus (juego en latín) y théke que significa cofre o caja en griego, surge la idea de crear la Ludoteca de Ciencias Red de la Calle, que consiste en la creación, instalación y desarrollo de espacios educativos no formales dentro de las comunidades más vulnerables urbanas y rurales del país, que utiliza como estrategias de aprendizaje de las ciencias el juego, el arte y el afecto. Es un proyecto de la organización Red de la Calle, avalado por la embajada de Finlandia, la Unidad de Desarrollo Humano Local (UNIDE-Sociología) de la Universidad Central de Venezuela, Consejo Nacional Electoral-Hewlett Packard y PDVSA La Estancia.

Antecedentes

El proyecto Ludoteca de Ciencias, se inició con la recuperación de un espacio para la instalación de una Ludoteca de Ciencias y Astronomía en el Barrio el 70, que se ha constituido en el modelo piloto, para desarrollar la etapa que hemos denominado “Ludoteca Itinerante”, que tiene como objetivos promover la enseñanza lúdica de las ciencias en comunidades populares y detectar espacios para la creación de otras ludotecas temáticas.

Actualmente, PDVSA La Estancia ha tomado el modelo Red de la Calle para la creación de la Ludotecas del Núcleo Endógeno Fabricio Ojeda de la Parroquia Catia sobre de Ciencias y Petróleo, con la idea de apoyar la creación de otras ludotecas en la parroquia El Valle y en otras comunidades populares de la ciudad de Caracas. También las comunidades del Municipio Mellado del Estado Guárico, están planificando la Ludoteca de Ciencias para el agro y la ciudad satelital.

¿Qué queremos lograr?

Con la experiencia de las distintas Ludotecas, esperamos consolidar un modelo de enseñanza no formal de las ciencias, que apunte al diálogo de saberes, el respeto por las diferencias y la construcción de nuevas geometrías del poder, a través de la creación de espacios de ciencia y poesía, que hagan posible la generación de un conocimiento creativo desde, por y para nuestras comunidades populares.

¿Con quiénes trabajar?

Con estudiantes, instituciones y comunidades, que les interese el trabajo educativo y lúdico de las ciencias físicas y humanas, así como la enseñanza de valores para una cultura de paz dirigido a niños, niñas y adolescentes de las comunidades populares de nuestro país.

Contacto: Profa. Irama La Rosa. correo: reddelacalle@gmail.com
Teléfono: 0416 6349229

http://www.finland.org.ve/public/default.aspx?nodeid=38857&contentlan=9&culture=es-ES#Venezuela_2010

Red de la Calle: Colectivo de investigación urbana y estudios de juventud

¿Quiénes somos?
Somos un colectivo de investigadores sobre cultura urbana e imaginarios juveniles, conformado por un grupo de Sociólogo/as, Antropólogo/as, poetas, cultores populares y científico/as, que creemos en el poder transformador del arte para un mundo mejor. Por esa razón, Red de la Calle no es otra cosa que un nombre para la alteridad y el encuentro de la diferencia en el espacio público. Por ello, Red de la Calle es patrimonio cultural de una fauna caraqueña, que cree en la paz y la belleza de la poesía para devolverle un rostro amable a la ciudad.

¿Qué hacemos?
Talleres de planificación participativa comunitaria, diagnósticos socio-demográficos, investigaciones sociales y de cultura urbana, encuestas de percepción, sistematización de experiencias, proyectos socio-culturales y de popularización de la ciencia en sectores populares urbanos e intervenciones de arte en el espacio público.


¿Cómo lo hacemos?

Con el desarrollo de investigaciones académicas y proyectos de servicio comunitario, asesorías institucionales y proyectos en los que participan fundamentalmente jóvenes que investigan, dictan los talleres y producen conocimiento que difunden en su Centro de Documentación virtual y su revista digital Mutatis Mutandis, alojada en este blog...